La finalidad fundamental de los miembros de las órdenes y congregaciones es exceptuar su propia alma y ser ejemplo salvífico para toda la sociedad con su pobreza, castidad y obediencia, vividas conforme al carisma específico de la constitución de cada orden o congregación.
La iglesia es el herramienta de Dios para expresar su compasión y preocupación por el mundo. La iglesia es indispensable para los creyentes cristianos.
Es la Iglesia la que traduce al cristianismo en un compromiso Vivo y que pone lo rieles de nuestro tren para que sepa hacia donde ir; no puede ser un estorbo para un serio cristiano.
La división entre las iglesias de Oriente y Oeste dio emplazamiento a la existencia de comunidades de ritos orientales que se mantuvieron o entraron en plena comunión con la Iglesia de Roma, conservando su liturgia, pero que en algunos casos se han latinizado en algún graduación.
El credo encuentra una explicación sistemática en el Catecismo de la Iglesia católica, permitido en 1992 por Juan Pablo II y cuya interpretación definitiva fue promulgada en 1997.
Una de las decisiones más importantes que debe tomar la Iglesia es la disyuntiva de un nuevo Papa, cuando el mandato del anterior finaliza por su renuncia o muerte.
Iglesia Anglicana: Fundada por Enrique VIII, rey de Inglaterra. Las principales diferencias con la Iglesia Católica pasan por el hecho de que las mujeres pueden ser sacerdotes y igualmente porque los homosexuales están habilitados a participar incluso ejerciendo el sacerdocio. Incluso rechaza la autoridad papal.
La presencia de Cristo es la esencia de la vida de la iglesia. Es en la iglesia y a través de ella que Cristo encuentra, claridad, transforma, equipa y envía a su pueblo al mundo. Jehová se sirve de la iglesia para acudir la salvación a quienes no la conocen y para avivar la fe de los creyentes.
Incluso los enemigos de la Iglesia se dan cuenta de la santidad de la Ceremonia. Ciertamente, los frutos de santidad no se encuentran en las vidas de todos los hijos de la Iglesia. La voluntad del hombre es osado, y aunque Alá dé la Chispa, muchos de los que se han unido a la Iglesia por el bautismo hacen poco uso del don. Pero en todas las épocas de la historia eclesiástica iglesia del bosque ha habido muchos que han ascendido a las sublimes cumbres de la abnegación, del bienquerencia al hombre y del amor a Todopoderoso. Sólo en la Iglesia Católica se encuentra esta especie de carácter que reconocemos en los santos---en hombres tales como Santo Francisco Javier, San Vicente de Paul y muchos otros. Fuera de la Iglesia los hombres no buscan tal santidad. Adicionalmente, los santos y todos los demás miembros de la Iglesia que han alcanzado algún cargo de piedad, siempre han estado dispuestos a inspeccionar que debían todo lo que era bueno en ellos a la Agudeza que concede la Iglesia.
Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.Aceptar
Todas las barreras nacionales, no menos que todas las diferencias de clase, desaparecen en la Ciudad de Jehová. No se ha de entender que la Iglesia ignore los lazos que unen al hombre con su país, o infravalore la virtud del patriotismo. La división de los hombres en diferentes naciones entra en los planes de la Providencia. A cada nación se le ha asignado una tarea peculiar a realizar en el desarrollo de los propósitos de Altísimo. Un hombre tiene deberes hacia su nación no menos que cerca de su grupo. El que descuida ese deber incumple una obligación recatado primordial. Encima, cada nación tiene su propio carácter, y sus propios talentos especiales. Se descubrirá que asiduamente un hombre alcanza una virtud superior, no descuidando estos talentos, sino encarnando los ideales mejores y más nobles de su propio pueblo.
Es posible darse la Iglesia mediante «un acto formal» de defección llamado Apostasía, cumpliendo con la manifestación formal de la voluntad de realizar tal acto frente a la autoridad eclesiástica competente.
Durante la preparación del Multitud del año 2000 (el 10-11-1994) el papa subrayó en una carta apostólica al episcopado, al clero y a los fieles: Triunfadorí es cabal que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo dilatado de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en momento del evidencia de una vida inspirada en los Títulos de la Certeza, el espectáculo de modos de pensar y comportarse que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.
En el precedente examen de la doctrina de la Escritura respecto a la Iglesia, se ha manido cuán claramente se establece que sólo entrando en la Iglesia se puede participar en la redención que Cristo obró para nosotros. La incorporación a la Iglesia puede ella sola unirnos a la familia del segundo Dejado, y ella sola puede injertarnos en la verdadera Vid. Por otra parte es a la Iglesia a la que Cristo entregó los medios de Gracejo que se comunica a los hombres los dones que Él ganó para ellos.